sábado, 4 de abril de 2009

31-03-2009 Experiencias, incidencias y otras

Hola a Tod@s:

Sigo en Santa Lucía y permaneceré aquí al menos dos días más, entretanto el tema Internet lo tengo bien resuelto porque aquí en Rodney Bay hay un par de bares restaurantes que tienen wi-fi abierta, solo es cuestión de ir con el ordenador, sentarse en una mesa, pedir una cerveza y empezar a trabajar, incluso hay algunos enchufes a mano para poder conectar el ordenador a la corriente y no quedar limitado por la batería. La corriente es de 230 voltios, hay algunos enchufes que tienen un conmutador para 115 ó 230 voltios (especialmente en los baños). El problema es que las bases de los enchufes son del tipo americano, y además hay dos modelos.

Hoy voy a ver si encuentro un adaptador porque normalmente me quede tirado por la batería.

El domingo envié algunos detalles sobre diversos temas que tenía preparados, hoy voy a seguir con algunos que me quedan:

Incidencias.- En este capitulo, que bien podría titularse “experiencias”, si bien toda la travesía es una gran experiencia, trataré de explicaros los imprevistos que han surgido y la forma en que los he solucionado, con el fin de, si se tercia, comentar y aprender todos un poco más sobre la resolución de problemas.

En los primeros días de travesía tuvimos unos vientos constantes de entre el N-E y N-NE del orden de los 10 nudos que venía muy bien para navegar con gennaker, así que nada más fácil.

Al tercer día se partió la driza y el gennaker fue a parar al agua. Era de madrugada y estaba de guardia Nicolás, me llamó para que le ayudara a recogerlo, lo subimos a bordo y recogimos los cabos, al espabilado de Nicolás se le ocurrió recoger la driza que estaba pasada por el interior del palo, teníamos un problema.

Me habían advertido del riesgo de rotura de la driza e incluso de la polea cuando se navegaba mucho tiempo seguido con gennaker o spi, incluso de la conveniencia de lascar periódicamente la driza para ir variando el punto de contacto de la driza con la polea. La driza del gennaker era nueva y no esperaba que en solo tres días me hiciera esta jugada. Tome nota de arriar el gennaker cada dos días para revisar la driza.

Cuando se hizo de día nos dispusimos a pasar de nuevo la driza por el interior del palo, para ello preparé un plomo con un hilo de nylon. Afortunadamente no había mucho oleaje y puse el motor en marcha para navegar despacio en la dirección de las olas, Nicolás subió al palo y dejo caer el plomo por el interior del palo, no sin dificultad conseguimos sacar el plomo por el orificio correspondiente en la base. Habíamos conseguido pasar la guía, pasar la driza ya no era problema. Tema resuelto y experiencia anotada.

El día 17 nos encontramos ya en el paralelo 14, nos interesa seguir por este paralelo hacía el oeste, sin subir ni bajar, el viento es del este y la única forma es ir a orejas de burro, el viento es de 20 nudos y marejada a la 10 de la noche salta el puño de las escotas de la génova. Nos quedamos con solo la mayor pero navegamos a buen ritmo.

Al día siguiente ya con luz de día me dispongo a improvisar un enganche para las escotas de la génova.


La parte del puño de la vela donde se cose el enganche de la escota está reforzado con varias capas de lona durísima, así que no intento pelearme con las agujas y procedo a hacer agujeros de 4 mm. con un taladro portatil de baterias, seguidamente ato un pedazo de driza en la forma que podréis ver en una fotografía que he titulado “apaño del puño de escota” y que espero que Jaime cuelgue en el blog. En esta foto podéis ver dos formas distintas de atado, en un principio hice el atado que se ve en el tramo vertical, en la baluma, con cabito de 2 mm. pero la parte de la driza de la parte horizontal, en el pujamen, se fue corriendo y al cabo de 3 días llegó a escaparse quedando sujeto solo por el vertical que resistió solito como un jabato hasta Barbados, donde procedí a rehacer el apaño de la parte del pujamen con hilo de coser velas.

Visto lo visto, creo que no voy a preocuparme por hacer un arreglo más ortodoxo, me quedo más tranquilo con este apaño que con el cosido original que ya se me ha roto dos veces.

Volviendo al orden cronológico, después de arreglar el puño de escota volvimos a las orejas de burro con el tangón, tenemos viento de 18 nudos y mucha mar, en un momento dado, aún no se porque, se rompe el acoplamiento de la punta del tangón (hay fotos en el blog). Como hay mucha mar y orzadas, aparcamos el tangón y pasamos a navegar a un largo el resto de la travesía.

El día 22, la enganchada de la línea del curri a la pala del timón que ya os expliqué y también hubo una incidencia con el piloto automático, pero esto ya es normal y está netamente superado.

La convivencia.- La convivencia fue exquisita hasta Cabo Verde pero una vez que estuvimos en manos de los alisios y no había posibilidad de marcha atrás empezaron a complicarse las cosas. Nicolás desembarcó en Barbados, después de tres días de no mirarnos a la cara.

Os contaré la historia con todos los detalles en capítulo aparte.

Torre de vuit.- Es el nombre de un velero de 50 pies con base en el Garraf, su propietario y capitán es Juan, un hombre de mi edad que ya ha realizado la travesía cuatro veces en solitario, coincidimos en el Club Náutico de Gran Canaria y siendo ambos catalanes hicimos enseguida buenas migas.

Juan llegó a Canarias el mismo día en que nosotros nos íbamos. Quedamos en conectarnos por radio cuando estuviésemos en travesía, él permaneció en Canarias mientras nosotros fuimos a Cabo Verde y luego hizo la travesía directa desde Las Palmas a Santa Lucia, salimos más o menos a la par pero nosotros llevábamos una ventaja de unos 5 días. Todos los días nos conectábamos por radio y nos contábamos los pormenores del día, era muy reconfortante tener una voz amiga “cerca”, a unas 600 millas.

Ahora estamos todos en Santa Lucía y estamos bien acompañados por un veterano de estos territorios, muy interesante.

Barbados.- Lo único agradable que puedo rememorar de Barbados es el hecho de haber sido la primera tierra que pisé después de tanta agua.

La tensión debida al comportamiento de la tripulación, sumado a la ineficacia del personal del puerto y aduanas, pasando por lo carísimo que es todo han hecho que para mí, Barbados sea un lugar para olvidar.

Sin embargo antes de olvidarlo voy a dejar escritas unas pautas por si a alguno se le ocurre hacer la misma tontería.

En Barbados hay que tener cuidado con las banderas y su lugar reglamentario, de lo contrario te puede caer una buena multa.

Pabellón nacional a popa, cortesía en la cruceta de estribor, y cuarentena en la cruceta de babor.

Una vez que has declarado en la aduana que no llevas virus ni enfermedades de ninguna clase debes retirar la bandera de cuarentena (la bandera de cuarentena es la amarilla conocida por “Q”).

El personal del puerto no te ayuda para nada, no hay servicios, ni duchas, ni nada de nada, solo un restaurante carísimo.

El personal de puerto y aduana es de lo más perro que te puedas imaginar, para pasar los trámites de aduana nos tiramos toda la mañana, rellené el mismo impreso por lo menos cinco veces, para despachar la salida tres cuartos de lo mismo.

En el puerto nos cobraron 75 euros por el amarre y 41 euros por un impuesto de no se que.

Para comprar hay que ir a un poblado a unos 2 Km. donde hay un supermercado bastante grande y bien surtido, pero muy caro.

Santa Lucía.- Esto es otra cosa, la marina de Rodney Bay está muy bien, bares, restaurantes, aseos y duchas (no son ninguna maravilla pero tiene agua caliente), lavandería, supermercados (lógicamente limitados y carillos), tiendas, tienda náutica, bancos, internet, etc. El personal del puerto es muy amable y colaborador. Hay unos mini-buses que paran en la puerta de la marina para poderte desplazar a un par de kilómetros hay un poblado con un centro comercial y un gran supermercado, los precios son normalillos, la gente es muy amable y a poco que la mires ya te saludan con una sonrisa, no hay pedigüeños. En Barbados la gente de la calle también te saluda, también hay que decirlo.

Mañana alquilaremos un coche para recorre la isla por el interior.

No se usa la bandera de cuarentena. La diligencia de los funcionarios de aduanas es más normal que la de barbados, en la oficina tienen un televisor y cuando fuimos estaban dando un partido de “beisbol”, lógicamente el empleado estaba totalmente pendiente del partido, y de vez en cuado ponía la vista sobre los papeles, así nos tiramos un buen par de horas, pero no toda la mañana ni tuvimos que rellenar tantos impresos como en Barbados.

Ayer hicimos una excursión de unos tres Km. a pie a ver una calas y una fortaleza al norte de Rodney Bay, luego Carlos quiso subir a la fortaleza y yo opté por volver al barco, en el camino se me paro un negrito con un coche y me ofreció llevarme, acepte y cuando llegamos a la marina le invite a una cerveza, aceptó, charlamos, en lo que cabe, nos dimos la mano y nos despedimos tan contentos. Mira que bien.

Tengo muchas dificultades en entender a la gente de aquí; primero porque no sé inglés, segundo porque halan muy bajito, deben de tener muy buen oído, cosa que yo no, y tercero porque hablan con un acento de barrios bajos americanos que no hay por donde cogerlo.

Bueno amig@s por hoy ya vale. Continuará......

Abrazos

Ramón

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