sábado, 7 de marzo de 2009

05/03/2009 RAFAEL DEL CASTILLO

He mencionado mucho a Rafael del Castillo y creo que es hora de hacer un retrato con el punto de vista de mi objetivo.

Rafael del Castillo es uno de estos hombres a quienes o se le adora o se le odia, no tiene término medio. Digo esto porque todas las personas con quienes he hablado de él están en uno u otro de estos extremos y Rafael lo sabe.

Yo estoy entre los primeros porque sé lo que es ser altruista y los sinsabores que a veces esto conlleva.

Rafael ha dedicado muchos años y mucho dinero en hacer que los intrépidos que nos aventuramos a cruzar el Atlántico encontremos una voz amiga en medio de la inmensidad del mar que nos ayude y nos recuerde todos los días que no estamos solos.

Ha participado decisivamente en la puesta en marcha de rescates que han concluido en el salvamento de vidas humanas.

Rafael se ha visto desengañado porque su proyecto conocido como La Rueda de los Navegantes no ha podido llegar a ser como él había soñado por falta de la colaboración de todos los que, como ahora yo, nos mecemos en sus brazos. Y es que llegar al corazón de las personas es mucho más fácil que llegar al bolsillo.

La decepción de Rafael ha hecho que a sus 70 años su sensibilidad sea tan alta que dependiendo de como se le entre pueda salir de su interior la amistad y el amor que lleva dentro o puedan salir piedras, rayos y hachas estridentes (bueno esto se lo he copiado a Miguel Hernández, pero me gusta).

La cuestión es que hemos tenido la suerte de entrar por el lado bueno y la relación con Rafael es una delicia, nos llama dos veces cada día, nos pasa el parte meteorológico, se interesa por nuestro estado, nos podemos comunicar con la familia y los amigos a través de su teléfono (procuramos no abusar), nos facilita asistencia en los diferentes puertos, nos da consejos para la navegación y para movernos en las distintas escalas, nos ayuda a encontrar amigos y colaboradores, nos proporciona una web a través de la cual se nos puede oír en todo el mundo en tiempo real.

Todo esto, antes lo hacía de forma altruista, ahora pide un dinero para ayudar a sus colaboradores en Argentina, Azores y Cabo Verde, cuyo cometido es muy importante para asegurar la comunicación cuando las condiciones de transmisión no son del todo favorables. Son 250 euros por travesía que en mi opinión son una buena inversión.

Tenemos una foto con él en su casa que esta colgada en el Blog.

Salud y buena mar.

Ramón Prat

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